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Las máquinas les quita una fuente de sobrevivencia.

 Las máquinas les quita una fuente de sobrevivencia.

Miquihuana.- Las maquinas han venido a sustituir el trabajo manual de los campesinos que tallan la lechuguilla, por lo que es importante, dice don José “N” que regresemos a nuestros orígenes en Miquihana, porque la fibra de lechuguilla es una oportunidad que Dios nos regaló para sobrevivir en familia en estos desiertos cuando no hay posibilidad de sembrar las parcelas.

Las familias que se han asentado en regiones semiáridas como lo es el plan de Miquihana, por muchos años fueron felices obtenido lo indispensable para sobrevivir, pero llegó la maquinaria y les acabó su modo de vida y además les están ocasionan una terrible desertificación de ese entorno.

Desde hace algunos años, no muchos, por cierto, algunos empresarios voraces introdujeron la mecanización para extraer la fibra de lechuguilla y, es así, como estos empresarios influyen en los campesinos para que corten más y más cogollos de la agavácea a comento, aun y cuando no tengan el grado de madurez que ha marcado como estándar la empresa que adquieren este producto silvestre como lo es la Santa Catarina de Nuevo León.

La mecanización implementada por empresarios voraces para tallar la lechuguilla está acabando con una tradición milenaria aprovechada por las familias más paupérrimas para allegarse los alimentos, si adquieren lo más indispensable con la venta de la fibra que tallaban, misma que lo acopiaban en cantidades de 3 a 5 kilogramos diarios, en ocasiones muy esporádicas y dependiendo de la cercanía del producto silvestre llegaron a los 10 Kg, record que no todo el tallador podía lograr.

La lechuguilla la tenían a la mano los lugareños, a decir en los ejidos  la Perdida, San José de Llano etc. pero ahora con el tallado inmoderado que se lleva hasta los incipientes cogollos que son lanzarlos a la maquinaria que de un “dentellazo” del cilindro impulsado por un potente motor de 3 caballos de fuerza le saca los hilos a las pencas de agave en fracciones de segundos y, con esa rapidez extrae la fibra hasta de 100 o 200 kilogramos de lechuguilla en una jornada, sustituyendo el trabajo Manuel que se hace con una huajaca o Huacal, el tallador (objeto metálico)  y el bolillo (pieza de madera o sea un palo) según el nombre que en cada región bautizan a las herramientas, pero ahora con la maquina que se utiliza para obtener el ixtle los empresarios están deforestando grandes extensiones territoriales en cada comunidad, y  están acabando con dicha  planta silvestre y,  quienes aún cumple con las reglas establecidas para extraer el cogollo de la medida  estándar, sinceramente ya tiene que recorrer más distancias para encontrar la lechuguilla apropiada para obtener el cogollo y con esa habilidad que los caracteriza obtener el ixtle que luego llevan a la cooperativa o la Diconsa y canjean por víveres o cobran la fibra que tallaron para adquirir  sus comestibles donde mejor prefieran, sin duda este modo de vida se está afectando con la mecanización para extraer el ixtle de la lechuguilla .

No es difícil comprender que en temporadas de estajee  no les quedaba  a las familias otra opción  más que tallar lechuguilla para sobrevivir, pero ahora con las maquinas  multirrreferida  están deforestando las comunidades porque la panta de  lechuguilla aparte de servir para proveer de los alimentos más elementales a la población rural, también cumplía con un objetivo fundamental que es evitar la erosión del suelo y con ello se buscaba también evitar  la desertificación que a pasos agigantados está convirtiendo a Miquihana en un yermo,  pero tal parece que los humanos somos el lobo del hombre y consumiremos poco a poco nuestra existencia y la de nuestra descendencia. 

Sin duda todo el altiplano con la desertificación que ya se pronostica estarán cambiando su modo de vida, quizá pronto sean totalmente dependientes de <papá gobierno> esperando que les de apoyos para la subsistencia, y con esas daciones serán proclives a convertirse en personas sin aspiraciones y mansos como los animales de corral que subsistirán con las dadivas que les evitan los gobernantes.  

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Editor2