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El Inquisidor: Se alborotó la gallera en Tula, por culpa de la reforma ética de MORENA

 El Inquisidor: Se alborotó la gallera en Tula, por culpa de la reforma ética de MORENA


Refacción.-

La reciente Reforma Ética aprobada por el Consejo Nacional de MORENA ha sacudido el tablero político en el municipio de Tula.

Con un mensaje claro y sin medias tintas, el partido gobernante ha establecido que no habrá espacio para la reelección, lo cual ha dejado fuera de la jugada a varios actores políticos que ya se veían repitiendo en el poder.

Este nuevo escenario ha reanimado a la oposición como pocas veces se había visto en los últimos años. Viejos liderazgos del PRI y del PAN —como Juan Andrés Díaz Cruz, Antonio Leija Villarreal y Cruz Walle Meza— han comenzado a levantar la mano con la esperanza de que el desencanto ciudadano hacia la llamada “auténtica transformación” los favorezca. Es acaso el regreso de los dinosaurios, confiados en que la memoria corta del electorado les permitirá reciclarse como salvadores de una democracia que ellos mismos ayudaron a erosionar.

Pero no sólo los opositores tradicionales huelen sangre. Dentro de MORENA también hay movimientos, como los Fundadores de cepa como Ana María Moctezuma Alonso y Juan de Dios Castillo ahora se sienten con posibilidades reales de ser tomados en cuenta, argumentando que han sido fieles al proyecto desde sus inicios y que su honestidad los respalda. En otras palabras, con la puerta cerrada a los actuales en el poder, los “de antes” ven una nueva luz al final del túnel.

El impacto de esta reforma no se limita a las cúpulas. También reverbera entre los aspirantes del Partido del Trabajo, del Verde Ecologista e incluso entre los independientes, como el exalcalde panista Lenin Vladimir Coronado Posadas y el joven candidato independiente Eleazar Carrión, aunque su alcance fue limitado en el pasado, lograron espacios como regidurías y ahora, con un nuevo escenario, sienten que es posible algo más.

La medida tomada por MORENA tiene un tono moralista, pero también estratégico: cortar de raíz las aspiraciones dinásticas que tanto han lastrado a la política mexicana. Sin embargo, queda por ver si esta reforma servirá realmente para abrir espacios a nuevas voces o si, por el contrario, solo cambiará los nombres sin alterar las prácticas de siempre.

Lo cierto es que el avispero está revuelto. Tula se ha convertido en un laboratorio político donde se enfrentarán viejas glorias, nuevos aspirantes y un electorado cansado, pero aún con poder para decidir. La pregunta es: ¿será esta reforma el inicio de una renovación auténtica o simplemente una vuelta más en el mismo carrusel de siempre?

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Editor1