El Inquisidor

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ENTRE MARCHAS, MUERTES Y “SUSPIRANTES”

Tula no vive en una burbuja. Lo que pasa en el país también sacude —aunque a veces de manera muy discreta— a este municipio del altiplano. La trágica muerte del llamado “Bukele mexicano”, el alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, ha encendido focos rojos y, sobre todo, ha despertado expresiones de descontento en redes sociales contra las administraciones locales.

Pero, como suele ocurrir, en Tula la inconformidad se queda en el teclado. Son contados los que alzan la voz más allá de un comentario o un meme. La marcha convocada por la generación Z para este 15 de noviembre parece no tener eco ni en el municipio ni en el resto del altiplano. Aquí la consigna sigue siendo mirar, comentar y luego seguir con el día.

Donde sí se siente movimiento —y mucho— es en el terreno político. Los “suspirantes” ya empezaron a calentar motores, y eso que 2027 aún se ve lejano.

El primero en levantar la mano fue Elías Carreón, oriundo de Emiliano Zapata “La Viga”, quien desde sus redes sociales dispara críticas al actual régimen municipal y deja entrever su interés por volver a contender, esta vez con los colores de MORENA y el Partido Verde. Carreón asegura que está “firme y listo”, aunque falta ver si su gente piensa lo mismo.

Sin embargo, las verdaderas sorpresas vienen del sector empresarial.
El conocido transportista y comerciante Manuel Vega —respetado por su carácter discreto y su ascenso económico constante— ha dejado entrever su deseo de “entrarle” a la política. Dicen que ya escucha consejos de quienes ven en él a un “candidato natural” por su perfil trabajador y su buena relación con el gobierno en turno.

Y si eso no fuera suficiente, aparece otro nombre que ha levantado cejas: Manuel Bañuelos, empresario de origen potosino pero bien arraigado en Tula, quien también habría recibido “ánimos” para incursionar en la arena política. Bañuelos, acostumbrado a triunfar en los negocios, ahora suena como carta posible para representar a las filas gubernamentales.

Eso sí, la historia enseña que el éxito empresarial no garantiza el triunfo político. Las lógicas del dinero y del poder son distintas. En la política, además de recursos, se necesita carisma, estrategia… y una dosis de empatía genuina con la gente, algo que no se compra ni se hereda.

Mientras tanto, la ciudadanía observa, algunos con esperanza y otros con sarcasmo. Porque si algo no cambia, es que cada nuevo aspirante se convierte también en una nueva ventanilla de peticiones: que si una llanta, que si un costal de cemento o un apoyo para la fiesta del ejido.

Así que, mientras en el país se marchan por causas mayores, en Tula ya marchan los aspirantes, cada quien buscando su propio lugar en la historia… o al menos en la boleta.

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