ENTRE MULAS NOMAS LAS PATADAS SE OYEN
Cuando las cuentas no cuadran… pero las fotos sí
En Miquihuana empiezan a soplar vientos que huelen más a preocupación que a política. Y no es para menos: en los pasillos municipales, en los cafés y hasta en los grupos de WhatsApp se escucha la misma frase: “las cuentas no le cuadran a la alcaldesa”. No lo digo yo; lo comenta la gente, lo murmuran empleados y lo confirma el hecho de que la Auditoría Superior del Estado (ASE) ya puso la lupa sobre la administración panista de Gladys Magalis Vargas Rangel.
Las revisiones, según se comenta, no se limitan a los gastos ordinarios del municipio. También involucran recursos federales tan delicados como el FAIS, el FORTAMUN y el GASTO CORRIENTE, cuyos números —dicen quienes conocen los arqueos— no empatan con los egresos reportados.
Esto no significa una acusación formal, pero sí un foco amarillo que preocupa a más de un funcionario.
Y es precisamente en este contexto donde la alcaldesa ha empezado a aparecer —con puntualidad casi milimétrica— en los actos organizados por el gobierno estatal de la 4T, encabezado por el Dr. Américo Villarreal Anaya.
Casualidad o no, la agenda pública de la edil se volvió repentinamente más social, más institucional… y, sobre todo, más visible.
El ejemplo más reciente fue la entrega de 800 kilogramos de filete de pescado del programa Nutrimar, beneficio que llegó a 400 familias.
A ese evento acudió la secretaria estatal del ramo, y justo detrás, en primera fila, la alcaldesa Vargas Rangel y su secretario Crescenciano Barrón González.
La presencia, claro, no pasó desapercibida. Y menos aún en un municipio que conoce bien el estilo político de su edil y su cercanía tradicional con liderazgos del PAN.
La pregunta que muchos se hacen es simple y directa:
¿La alcaldesa busca tender puentes con la 4T… o simplemente blindarse políticamente ante las auditorías?
Porque una cosa es trabajar coordinadamente —como corresponde— y otra muy distinta es intentar recomponer imagen justo cuando los números empiezan a ser incómodos.
El timing, como siempre, dice más que los discursos.
En Miquihuana saben leer entre líneas. Y por eso, mientras la ASE avanza en sus revisiones, la percepción ciudadana se vuelve cada vez más clara: la alcaldesa no se acerca a estos eventos por gusto ni por convicción… sino porque, como dice la sabiduría popular, “el miedo no anda en burro”.
El tiempo y las auditorías dirán si estos movimientos fueron estrategia, supervivencia política o simple coincidencia.
Por lo pronto, lo único que sí cuadra —y muy bien— es la urgencia de mostrarse cerca de un gobierno al que antes apenas saludaba de lejos.