Columna/ El Mazo del Decidor.

Nuevamente provoca un tremendo caos esa “política” de abrazos y no balazos.

En nuestro estado, fueron agredidos agentes de la policía estatal, resultando una agente fallecida y otra más gravemente herida por arma de fuego.

Se trató de una emboscada en la carretera contra los agentes de seguridad pública. Desde luego que los agresores son buscados y se aspira que sean detenidos en breve.

Igualmente, en Sonora, en dos hechos distintos, grupos de delincuentes roban sus patrullas a agentes de seguridad pública que se abastecían de combustible.

Igualmente, en carretera, agentes de la Guardia Nacional fueron despojados de sus armas de fuego y sus radios de comunicación.

Son simples ejemplos de lo que conlleva ese apapacho que AMLO les da a los delincuentes, son cosas que solo él entiende.

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Hoy se cumple un año de la tragedia que afectó a muchas familias en la CDMX por el caso del derrumbe de la Línea 12 del Metro.

Hace un año, perdieron la vida en ese instante 26 personas y poco más de 100 resultaron heridas con el derrumbe de la trabe que generó la caída de vagones del metro.

Ni en aquel entonces ni en la actualidad, se ha sabido a ciencia cierta de quién ha sido la responsabilidad, pues el gobierno de Morena le gusta echar bolsas de humo para esconder la realidad.

Y en realidad, todavía hay decenas de personas que siguen aspirando a que les den la atención médica que requieren desde entonces.

Claudia Sheinbaum prefiere ocuparse de giras de apoyo electoral para sus compañeros de Morena, en vez de agilizar las investigaciones y determinar responsabilidades.

Es Claudia toda una “chica de humo”.

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Tránsito local de Victoria, no tiene pies ni cabeza.

Su actual director Guillermo Hernández en vez de atender sus responsabilidades, prefiere distraerse con la política electoral, como si algo supiera de ese tema.

En tanto, los agentes viales se la pasan atosigando a los automovilistas, cometiendo abusos en su perjuicio sin que nadie les ponga un alto.

El cargo le quedó demasiado grande a Guillermo Hernández, pues esa oficina necesita a alguien de tiempo completo que le ponga atención y responsabilidad, no a quien ande pensando en futuro político prometedor.

Por lo pronto, le queda  deber a los victorenses por sus distracciones.