El agua fresca de tuna de biznaga
En varias regiones del municipio de Tula, especialmente hacia el lado este, en comunidades cercanas al municipio de Bustamante, antiguamente era común aprovechar todos los frutos de las cactáceas del semi-desierto.
Un ejemplo destacado es el uso de la biznaga, una planta que al florecer produce una pequeña tuna comestible. Esta fruta no solo se consumía directamente, sino que también se utilizaba para preparar un refrescante agua fresca de tuna de cabucha, conocida coloquialmente como “agua de lima”, ideal para mitigar el intenso calor de la región.
El proceso era sencillo: las pequeñas frutas se recolectaban antes de madurar, ya que en ese estado tienen un sabor ácido, similar al del limón. Una vez recolectadas, se trituraban y, al mezclarse con un poco de azúcar y agua, se transformaban en una deliciosa bebida.
Aunque hoy en día esta práctica es poco conocida en el pueblo mágico de Tula, algunas comunidades como La Tapona, Montevideo y Las Albercas en el municipio de Bustamante aún preservan esta tradición. Además de las tunas de cabucha, también se utilizaban otras partes de las cactáceas como alimento, reflejo del ingenio y la necesidad de los habitantes en épocas pasadas.
Así lo relata Fidel Tovar, vecino de la región, quien recuerda cómo sus antepasados aprovechaban todos los recursos que la naturaleza les ofrecía para sobrevivir y refrescarse en medio del semi-desierto. Hoy, estas costumbres permanecen principalmente en el recuerdo, pero forman parte importante del patrimonio cultural local.
