El Inquisidor

 El Inquisidor

Las aguas quietas de la política estatal empezaron a moverse… y a enturbiarse. Resulta que por el Altiplano Tamaulipeco —esa región que los políticos sólo visitan cuando huelen elección— desfilaron los dos morenistas más convencidos de que el poder les pertenece por derecho divino: Olga Sosa y José Ramón Gómez Leal “JR”.

Ambos llegaron con el disfraz de “promotores de los derechos de la mujer”, pero se les olvidó que el evento no era mitin. JR se soltó criticando obras del pasado priista —como el pozo sin funcionar en El Caracol, Bustamante—, olvidando que en su propio partido hay más fugas que en esa obra. Mientras tanto, Olga Sosa, entre cuerda, comida y selfies, demostró que su concepto de “trabajo de campo” es más turístico que político.

Los morenistas andan tan confiados que ya se reparten puestos, se placean con sonrisa de victoria y hasta se toman fotos con la gente como si fueran a repetir en el poder por decreto celestial. Parecen convencidos de que la “bendición del dedo” los mantendrá en el gobierno estatal, olvidando que en política nada es eterno… ni siquiera el color guinda.

Mientras los de MORENA viven en su burbuja de superioridad, el Truko Verástegui regresó al terreno donde más cómodo se siente: el de la operación política pura y dura. Con paso firme y sin tanto ruido, comenzó a recorrer Jaumave, Miquihuana, Bustamante saludando a la militancia que aún cree en el PAN y que, para sorpresa de muchos, todavía existe.

Dicen los panistas que el Truko sabe lo que es estar fuera del poder, que aprendió de la derrota y que ahora juega con cabeza fría, sin improvisaciones ni delirios de grandeza. A diferencia de los morenistas, él no necesita permiso para caminar ni fotos para probar que tiene amigos en todos los municipios del Altiplano.

En Bustamante, hay quienes están pendientes de si la alcaldesa Maricela Rodríguez acudirá al llamado panista, aunque todo apunta a que ya cambió de colores y hoy viaja en el tren de la 4T, donde dicen que hay más boletos que asientos, mismo tema que sucede en Palmillas.

Por otro lado, en Miquihuana, la alcaldesa Gladis Vargas no se anda con rodeos y ya levantó la mano en apoyo al proyecto de renovación panista. En Jaumave también se respira entusiasmo azul, y más de uno ve en el Truco la figura que podría rescatar al panismo tamaulipeco del letargo.

¡SILENCIO INCÓMODO!
Mientras tanto, el PRI sigue prometiendo que “resurgirá de las cenizas” (aunque ya ni cenizas quedan), y Movimiento Ciudadano continúa en modo mute, sin presencia, sin cuadros y sin rumbo.

¡QUE NO SE CONFÍEN!
El 2027 parece lejano, pero el reloj político ya arrancó. En el Altiplano se están moviendo las piezas, y aunque los morenistas crean que el poder les pertenece, la soberbia es mala consejera. Porque si algo sabe el Truco y los suyos, es que en política los favores cambian de color tan rápido como las camisetas.

Así que mientras unos se pasean confiados como si ya tuvieran la bendición del dedo… otros están haciendo lo que mejor saben: tejiendo, operando y, sobre todo, esperando el momento justo para dar el zarpazo.

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