Incertidumbre rodea la autopista Mante-Ocampo-Tula
Redacción
A pesar de que el consorcio HYCSA ha proyectado que la autopista Mante-Ocampo-Tula (MOT) estará operativa en 2025, la realidad actual sugiere un panorama menos optimista. Al segundo mes de este año, los tres tramos clave en los municipios de El Mante, Ocampo y Tula aún no han sido conectados, lo que pone en duda el cumplimiento del plazo anunciado. La obra, promocionada como un eje estratégico para vincular Tamaulipas con el centro del país y beneficiar a estados como Guanajuato, Aguascalientes y San Luis Potosí, enfrenta cuestionamientos por retrasos, riesgos laborales y daños ambientales.
Con una inversión de 7 mil millones de pesos y una extensión de 107 kilómetros, la autopista MOT se planteó como un detonante económico al reducir tiempos de transporte y aumentar la seguridad vial. Según HYCSA, beneficiaría a más de 150,000 personas, con ahorros significativos en costos logísticos, además de un futuro estudio para definir el costo de las cuotas de uso. Sin embargo, las críticas señalan que los supuestos beneficios se concentrarían en estados del Altiplano (como Guanajuato y Querétaro) y en el puerto de Altamira, dejando a la región sur de Tamaulipas principalmente como una “ruta de paso”.
Organizaciones locales y ambientalistas denuncian que la construcción ha arrasado con el último reducto del Bosque Tamaulipeco, un ecosistema que inspiró al poeta potosino José Othón en su Himno de los bosques. Este impacto ecológico, sumado a reportes no oficiales sobre accidentes laborales e incluso pérdidas humanas durante la obra, ha generado malestar social. Trabajadores exigen transparencia sobre las condiciones de seguridad en los sitios de construcción, tema que HYCSA no ha abordado públicamente.
Aunque el gobierno estatal y federal insisten en que el proyecto impulsará la economía nacional, la falta de avances concretos para integrar los tramos clave alimenta el escepticismo. Además, persisten dudas sobre cómo se compensará el daño ambiental o si se implementarán medidas para mitigar riesgos laborales. Mientras el 2025 avanza, la pregunta no es solo si la autopista estará lista, sino a qué costo social y ecológico se habrá logrado.
Por ahora, la promesa de desarrollo choca con una realidad fragmentada, donde la urgencia por conectar regiones parece opacar las voces que exigen responsabilidad en uno de los proyectos más ambiciosos —y polémicos— del noreste mexicano.