La falta de agua no es máxima preocupación para los bustamantenses.
Bustamante es una comunidad que aunque carece de suficiente agua no se doblega ante nada y ante nadie y es que por años han encontrado la forma de vencer la adversidad.
Sin duda lo más crítico en esta comunidad es la casi escasez total de dicho recurso en el tercer Cañón y aunque el segundo cañón lo mantiene esperanzador, ya que en el ejido Caracol encontraron una vena subterránea que pronosticaba abundancia de agua, en lo que hace al primer cañón si hay en regular media agua para abatir las necesidades más apremiantes de los seres humanos y hasta para llenar los depósitos donde abrevan los animales dícese bovinos, caprinos y equinos.
La cabecera que pertenece al primer cañón recibe agua en cantidades suficientes del cerro del diablo y de los manantiales del PANTANITO, si son varias “lloraderas” que al juntarlas en 24 horas llenan la pileta que se ubica en la virgen del pantanito y la que se edificó en las inmediaciones de la Secundaria Técnica número 37 Jesús Reyes Heroles.
Cabe apuntar que de los matinales el agua fluye al ejido Bustamante o Joya de Palo Blanco para que abreve el ganado.
Esto demuestra que a los bustamantenses nunca los ha arredrado la crisis de agua porque siempre han sabido que el líquido vital se debe cuidar como un gran tesoro.
Abundando en el tema al otro lado del ejido Aguacate casi al pie de la sierra se ubica el Caracol se cuenta, que tenía agua de un pozo que está cercano al poblado como a 10 metros del camino rumbo al ejido Magdaleno Aguilar, pero algo pasó que no funcionó finalmente.
Pero los geólogos encontraron una vena subterránea que si aportaba un gran torrente de agua y por instrucciones del gobernador Egidio Torre Cantú se aforó el pozo y se tendió una red de conducción de agua para apoyar a todo en el segundo cañón, es así como se le vendió ilusiones a los habitantes del ejido Plutarco Elías Calles, a las Antonias, al propio Caracol y Magdaleno Aguilar, pero cuando ya estaban metiendo la tubería al pozo que sería la gran salvación para el segundo Cañón, comentan los encargados de la CEAT que se zafaron los tubos y quedaron trabados, por lo que a los habitantes del segundo cañón solo les dieron puras babas, pura palabrería.
Porque no se aplicaron de inmediato a realizar un pozo alterno muy cerquita del que ya se había perforado y empezar de cero, pero con la convicción que ahí estaba en las profundidades las venas que transportaban cantidades inmensas de agua.
Desde hace años, para ser exactos en el 2004 el ahora ex alcalde Jacinto Vázquez Reyna ordenó la perforación de un pozo también en el Caracol, a los 300 metros de profundidad se encontró agua, pero era muy poca, daba menos de media pulgada por segundo, lo que represaba un costo muy alto para extraer el líquido vital y se taponeó por incosteable.
El antecesor de Jacinto Vázquez, Lupe Serna, por instrucciones del gobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba vigilaba la perforación de un pozo profundo en el ejido Progreso y si encontraron agua, en cantidades mínimas, pero como al gobernador le gustaba que las cosas se hicieran a lo grande, ordenó que se construyera una red de agua potable, por lo que se conectó con tubería al ejido Progreso, distribuido por San José de las Flores, Albercas y San Antonio, etc.
Todo se hizo como el gobernador lo indicó y al momento de inaugurar, como el pozo les brindaba poca agua, ordenó que le llevaran varias pipas con agua y mientras se llenaba la pila del pozo se echó agua de la que llevaron en cisternas y el recurso fluyó con rapidez dada la gravedad que con ello se demostró que la tubería estaba mal conectada y se reventaron los ductos por todas partes, pero eso sí, el gobernador sacó lucidas placas fotográficas donde demostraba que al tercer cañón le había solucionado el problema del agua.
Pero a la fecha les llevan agua en pipas porque la región del tercer cañón está más árida que el desierto del Sahara en Egipto.
Si bien, si falta agua en Bustamante, no es óbice para que el pueblo siga sin alterar su modus de vida, y se demuestra que el lugareño le tiene amor a su tierra a la que siguen bien arraigados, y que son como los mezquites añosos que solo a hachazos los sacan de su lugar de origen.
En pocas comunidades como Bustamante se ve este amor al terruño, — en la mayoría de los pueblos cuando ven que la situación es difícil para sobrevivir, emigran a otros polos de desarrollo, donde encuentran un mejor estilo de subsistencia.