La marcha del 26 de febrero
Cd. Victoria, Tamps.- El pasado domingo 26 de febrero en muchas ciudades de la república mexicana se llevaron a cabo marchas en manifestación con el lema #elinenosetoca, para defender al Instituto Nacional Electoral en contra de las reformas aprobadas en el congreso de la unión y el senado de la república a las leyes secundarias de la ley electoral mexicana. Miles de mexicanos asistieron a estas marchas en todo lo largo y ancho de la república nacional haciendo notar la inconformidad de un sector de la sociedad mexicana con la aprobación de estas modificaciones en la ley electoral y buscando que al llegar a la Suprema Corte debido a los amparos promovidos en contra del llamado “plan B”, los ministros voten para que se abroguen las modificaciones a la ley.
En esta columna no hablaré del fondo (eso lo dejaré para otra columna), sino de la forma. Considero que fue una marcha exitosa en su forma; llegaron los manifestantes al lugar convocado, se dieron discursos por parte personajes ilustres que están en contra del plan B y terminó la marcha sin incidentes mayores en todas las ciudades del país. Sin embargo, si da pena ver videos en redes sociales donde entrevistaban a la gente que asistió y muchas personas estaban muy malinformadas del fin de la marcha. Muchas personas asistieron sin realmente entender lo que defienden por lo que defino que los manifestantes iban por 3 razones específicas; 1) realmente están enterados del plan B y consideran que va en contra de seguir construyendo democracia en el país; 2) no les gusta el gobierno de López Obrador y su 4T y sin importar cual es el tema de la manifestación, iban a ir por tal motivo y no por conocimiento del plan B; 3) acarreados por parte de oposición.
Michel Foucault afirmaba que “la política no es cuestión de bien y verdad, sino es cuestión de poder” así que es muy común. Todos podemos formar un criterio y generalmente cuando se manifiesta mucha gente en contra de cualquier acontecimiento político es probable que la gente acuda por razones personales.
El derecho de reunión con fines de protesta es un acto político, que ejercen los ciudadanos en las sociedades democráticas y que, si fuera abolido, se cancelaría la democracia. La constitución en su artículo 6 establece que la manifestación de las ideas no será́ objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será́ ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado. En el texto constitucional no existe un artículo que diga que tenemos derecho a manifestarnos públicamente, pero sí que tenemos libertad de expresión.
En una sociedad democrática como la nuestra, en la que se busca que todos participemos en la toma de decisiones, las manifestaciones públicas son producto del ejercicio de nuestros derechos de libertad de expresión y de reunión.