La zona más empobrecida de Tamaulipas, con el gas más caro

Redacción.-
En una de las regiones más golpeadas por la marginación en Tamaulipas —conformada por los municipios de Tula, Palmillas, Bustamante, Jaumave y Miquihuana— las familias no sólo enfrentan el abandono institucional y los estragos de la sequía: también cargan con el precio más alto del gas LP en todo el estado.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Energía, durante la semana del 13 al 19 de julio de 2025, esta región paga $21.39 por kilogramo, el precio más elevado en Tamaulipas, muy por encima de lo que se cobra en municipios fronterizos como Guerrero, Mier y Miguel Alemán, donde el kilo de gas cuesta $19.15. Una diferencia que parece poca en cifras, pero que golpea de forma brutal a economías ya deterioradas por años de rezago.
Aquí, donde la pobreza energética es parte del paisaje cotidiano, muchas familias deben optar por combustibles alternativos como la leña. Pero esta tampoco es una solución viable. La leña escasea, producto de la deforestación, las prolongadas sequías y la falta de regulación en su aprovechamiento. Recolectarla se ha vuelto una tarea riesgosa, desgastante y, paradójicamente, costosa. Comprar un bulto de leña puede representar casi el mismo gasto que un tanque de gas, si no es que más.
El panorama es desolador: preparar los alimentos se ha convertido en una carga económica extra que erosiona el ya limitado poder adquisitivo de las familias. En pleno siglo XXI, miles de hogares en esta franja del altiplano tamaulipeco viven entre el dilema de cocinar o comer, de pagar el gas más caro del estado o volver a prácticas que, lejos de ser tradicionales, reflejan una triste regresión forzada por el abandono.
El hecho de que la región más despauperada del estado sea también la que paga más por la energía básica no es casualidad: es el reflejo de una política energética que no considera las desigualdades territoriales ni las necesidades de las comunidades rurales.
Mientras las promesas de desarrollo se repiten sexenio tras sexenio, la realidad sigue quemando… como la estufa de leña, como el precio del gas.