Las flores siguen floreciendo a pesar de la guerra
Agencias.- En Mikolaiv, una ciudad ucraniana a pocos kilómetros de la línea del frente, la mayoría de los comercios están cerrados, pero Angela mantiene su florería abierta porque, haya o no guerra, “las flores siguen floreciendo”.
La nieve sumerge en un ambiente fantasmal la ciudad. Bajo un frío polar, apenas se ven coches o transeúntes. Solo se escuchan algunos bombardeos a lo lejos. Pero en “Ambiente florido”, la tienda de Angela Kalisnik, los tulipanes y las rosas dan un punto de color a la deprimente atmósfera.
“No sabíamos que iba a llegar la guerra. Las flores siguen floreciendo en la región y no queremos tirarlas”, explica Angela, la encantadora propietaria, con una sonrisa.
De las paredes cuelgan ramos de flores multicolores y, contra toda lógica, no faltan los clientes. Muchos militares vienen a comprar flores para sus parejas, ya que en las repúblicas de la antigua Unión Soviética el 8 de marzo, día internacional por los derechos de las mujeres, es una fecha muy importante.
Un hombre ha venido a comprar un ramo por el cumpleaños de su madre y, hace unos días, otro compró flores para la mujer que encontró su cartera en la calle.
A sus 25 años, Angela Kalisnik cerró su negocio una semana después del inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero, pero decidió volver a abrir.
“La guerra es la guerra, pero la gente sigue su vida, celebra los cumpleaños. Debemos subirle la moral a la gente y hacer que la economía funcione”, explica la joven, antes de regalarles a los periodistas un ramo de tulipanes amarillos con un lazo azul: los colores de la bandera de Ucrania.
A una decena de metros de “Ambiente florido”, unas treinta personas hacen cola a pesar del frío para sacar dinero de un distribuidor. Algunos llevan dos horas esperando. “No lo entiendo, hace dos días todo era normal, pero ahora lo han limitado, no podemos sacar más de 400 grivna (un poco más de 13 dólares) de una vez”, se queja Vitali. Por lo que la gente saca dinero varias veces.