Les cae como bomba la visita del gobernador a Miquihuana

 Les cae como bomba la visita del gobernador a Miquihuana

El pasado domingo 27 de julio, el gobernador Américo Villarreal Anaya, sorprendió a propios y extraños con su visita a la sierra de Miquihuana.

Primero, constató en el ejido Marcela los avances en la producción artesanal de mezcal, y luego se trasladó al ejido Valle Hermoso para observar los progresos en la siembra de trucha arcoíris, un proyecto que promete impulsar la economía local y fomentar una alimentación más saludable en la región.

El mandatario no llegó solo: lo acompañó un nutrido contingente de colaboradores especializados en confeccionar proyectos turísticos sustentables y en mejorar los accesos a la sierra, con el objetivo de convertir a Miquihuana en un polo de desarrollo turístico donde se aprovechen las riquezas naturales y culturales de la región, como el mezcal artesanal, la caza de venado cola blanca y la pesca de trucha.

Pero mientras algunos celebraban, en la presidencia municipal se mascaba la rabia. La alcaldesa Gladis Magalis Vargas Rangel y su esposo —y director del DIF municipal— Roque Sánchez Carrizal, no pudieron ocultar su desencajado rostro durante la visita. Según varios lugareños, el “jetómetro” los delató: no hubo sonrisa, ni saludo efusivo, ni mucho menos participación activa. Al parecer, la pareja panista no ha sido incluida en los proyectos estatales, y la visita del gobernador solo vino a remarcar esa exclusión.

Y es que todo indica que la alcaldesa y su consorte anteponen los intereses de su partido, el PAN, a los del municipio que juraron servir. Por eso, lejos de ver en la visita una oportunidad para sumar esfuerzos en beneficio de su gente, la recibieron como quien ve llegar al enemigo. Lástima por Miquihuana, que mientras se teje un futuro prometedor desde fuera, desde adentro sigue atrapada en la telaraña del ego, el partidismo y la indiferencia.

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