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“Madruguete” en el Congreso

 “Madruguete” en el Congreso

Por Felipe Martínez Chávez

Cd. Victoria, Tamaulipas.- Cuando el gobierno de Eugenio Hernández Flores, el Rector Jesús Lavín Santos fue destituido de la noche a la mañana, en una operación dirigida por el entonces Subsecretario General de Gobierno, Ricardo Gamundi Rosas.

Más de una década después, el líder parlamentario del Congreso del Estado, Armando Zertuche Zuani, recibió “madruguete” por parte de la bancada del PAN y socios ¿quién se aventó el “tirito”?.

Ambas fueron “empresas” muy grandes que necesitaron preparación y, sobre todo, recursos y el visto bueno del que manda.

No son cuestiones simples, de por encimita. Se requiere tiempo y estrategia, paciencia e ir atando cabos, convenciendo, ofreciendo algo que alguien no tiene.

Quedó instalado como nuevo pastor de los diputados Félix Fernando García Aguiar, con reelección por Nuevo Laredo, ex coordinador en el último tramo de la 64 legislatura.

Por los corredores del Palacio Legislativo salió a relucir el nombre de Gerardo Peña Flores, actual secretario General de Gobierno, ex pastor de la legislatura pasada, conocedor del qué piensan y les duele a los diputados, los propios y los de enfrente ¿fue el cerebro?.

Ya decíamos ayer que la mayoría morenista se había derrumbado por las ambiciones personales de algunos del grupo. Este miércoles se consumó el “madruguete”. El PAN asume la Junta de Coordinación Política por el resto del trienio.

Voces de la calle y al propio interior guinda señalan que hubo “venta” de “dedos” y conciencias.

En las últimas horas dos legisladoras de Morena abandonaron a su partido mater, por el que llegaron. En apariencia se declararon independientes (es lo mismo que sin partido), y más antes dos damitas más y un caballero ¿actos de corrupción? A nadie que conozca el tema se le quita la idea de que algo recibieron a  cambio.

Para que se de un “maiceo” se necesitan por lo menos dos partes, una que ofrece y otra que recibe. La pregunta ¿quién es más culpable?.

Las ambiciones de unos acabaron con la mayoría morenista. Se dejaron “convencer” por cuestiones que nunca serán reveladas.

Para los operadores que hicieron la trama fue todo un éxito. El partido celeste vuelve a tomar el control del Poder Legislativo y pa´tras los filders, como se dice en el medio beisbolero, a cambiar gente en el Congreso, darle reversa a decretos y puntos de acuerdo.

Se acabó la “Casa del Pueblo” que había nacido el uno de octubre del año pasado. Bastaron cinco meses y ocho días para perderla, o entregarla mejor dicho.

Bajo procedimientos legales o ilegales, los “ingenieros” celestes hicieron una tarea quirúrgica para ir disminuyendo a la bancada de la 4T. Seleccionaron a las conciencias más débiles y, cuando tuvieron la mayoría que necesitaban, actuaron. Allá las damas que se dejaron convencer. En la guerra todo se vale.

La nueva mayoría del pleno dará marcha atrás a las controversias constitucionales en trámite. Seguirán preparando la retirada del sexenio, modificando Leyes y reglamentos.

Por lo demás ¿qué consecuencias en la elección del cinco de junio? No le vemos mucho. Más bien un tema mediático, de mucho ruido en periodo de veda pero electoral. En la práctica cada legislador es un voto a favor del partido en que temporalmente estén ¿quién más los sigue?.

La actitud de quienes “chapulinearon –hombres y mujeres-, mas bien empaña su imagen y credibilidad ante los ciudadanos. La respuesta la tendrán cuando a finales del 2023 pretendan la reelección por el mismo partido que los postuló.

Nadie de los diputados que cambiaron “chaqueta” dirige multitudes ni ganaron por imagen propia. La marca AMLO fue la que los y las colocó en el Congreso. Una mayoría no hicieron ni campaña.

Se dice que el hombre es político por naturaleza. Nosotros agregamos que también es perverso por nacimiento.

 Se dan casos increíbles de conveniencia política, como el de Eduardo Hernández Chavarría, quien en unos cuantos años “brincoteó” en tres partidos: Pri, Morena y Pan

Ocupó un escaño en el Congreso local por las siglas tricolores; el año pasado jugó la diputación federal por el VIII Distrito, presuntamente convencido de las bondades de la 4T. Acaba de renunciar para incorporarse al panismo. Se habla que algunos contratos lo acabaron de convencer.

Cierto que Morena nació de lo peorcito que venía del PRI, PRD y otros partidos, del cascajo o chatarra, pero no pocos llegan a ofender a los ciudadanos al presentarse un día con una bandera y al siguiente con otra ¿cómo creerles?. No está prohibido pero evidente que es falta de moral y ética.

Se le pierde respeto a la ciudadanía. Hay quienes se creen líderes naturales de la talla de aquel carismático y legendario Fernando “El Pich” San Pedro, de Tampico, que ocupó dos veces la alcaldía por partido diferente y una diputación federal por un tercero.

Igual, da de qué hablar el caso de Rosa María Muela González, primero diputada local por el PRI, en 2018 candidata de Morena a la alcaldía de Tampico, y ahora simpatizante de Movimiento Ciudadano.

El “chapulineo” constante no les genera imagen ante la opinión pública. Quieren utilizar a los partidos con fines muy personales.

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