Se disparan suicidios adolescentes tras pandemia en Tamaulipas

Redacción
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- La pandemia de COVID-19 dejó más que una crisis sanitaria en Tamaulipas: una ola silenciosa de suicidios entre adolescentes ha encendido las alertas en el estado.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre 2017 y 2023 se han registrado 76 suicidios de menores de entre 10 y 17 años.
El año más crítico fue 2021, en pleno confinamiento, con 18 casos.
Aunque la cifra bajó a 11 en 2023, se mantiene en niveles alarmantes, similares a los de 2020 y 2022.
El desglose de los datos revela que los varones son los más afectados, con 48 suicidios, frente a 28 entre mujeres.
Todas las víctimas se encontraban dentro del rango de edad que la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes considera adolescencia: de 12 a 17 años.
Estos datos reflejan un problema que ha perdurado más allá de la pandemia y que amenaza con consolidarse como una crisis de salud pública si no se toman medidas urgentes.
Ante este panorama, el Congreso del Estado de Tamaulipas ha presentado una iniciativa de reforma a la Ley de Salud estatal, con el objetivo de fortalecer la atención a la salud mental en adolescentes.
La propuesta plantea modificar el artículo 34 del Capítulo V “De la Atención Materno Infantil y del Adolescente” e incorporar un enfoque más integral en la prevención del suicidio juvenil.
La iniciativa propone reforzar las estrategias de promoción de la salud mental, detección temprana de conductas de riesgo y atención psicológica especializada.
Uno de los principales objetivos es brindar atención prioritaria a los adolescentes que enfrentan situaciones de violencia familiar, acoso escolar o comunitario.
Además, se busca establecer una coordinación efectiva entre escuelas, unidades de salud, fuerzas de seguridad y organizaciones civiles, con el fin de garantizar un acceso oportuno a servicios de salud mental, incluyendo la intervención en crisis en centros comunitarios y hospitales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adolescencia como la etapa de los 10 a los 19 años, una fase crítica de transformación física, emocional y social.
Aunque generalmente se considera una etapa saludable, a nivel mundial se registran alrededor de tres mil muertes diarias entre adolescentes por causas prevenibles, entre ellas el suicidio.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha insistido en que invertir en la salud mental adolescente es clave para asegurar el bienestar presente y futuro de la sociedad.
En Tamaulipas, según el INEGI, en 2020 vivían 931,259 niñas, niños y adolescentes de entre 0 y 15 años, lo que representa el 26% de la población total del estado.
Esta cifra resalta la magnitud del reto que enfrentan las autoridades locales y la urgencia de generar políticas públicas que protejan a esta población de riesgos psicosociales.
Especialistas advierten que uno de los factores más determinantes en el suicidio adolescente es la inmadurez del desarrollo cerebral, que puede derivar en una menor percepción del peligro, impulsividad y sensación de invulnerabilidad.
Cuando estas características se combinan con entornos disfuncionales, como hogares violentos, falta de acceso a servicios de salud mental y acoso en la escuela o la comunidad, el riesgo se multiplica.
La propuesta legislativa no solo representa un intento de respuesta institucional frente a un fenómeno que se ha agravado en los últimos años, sino también una oportunidad para sentar las bases de un modelo preventivo que priorice la salud emocional de los adolescentes.